viernes, mayo 19, 2006

Mazunte, Zipolite y Huatulco, Oaxaca, México

Mazunte, Zipolite y Huatulco.

Se dio una oportunidad para salir de vacaciones por unos pocos días y desde luego que había que aprovecharlos. El destino era Mazunte, Oaxaca y de paso una visita rápida a Huatulco y Zipolite.
Salimos del D.F. el domingo 14 a las 07:00, la idea era manejar solo de día. La autopista del sol fue la ruta escogida ya que por la ciudad de Oaxaca es un poco más problemática la carretera. Salir tan temprano hace que en poco tiempo nos de hambre, decido que parar a almorzar en Chilpancingo es lo mas adecuado para no desviarnos de la autopista. Nos detenemos en un restaurante a la orilla de la carretera y corremos con muy buena suerte, la comida es muy buena y económica. Después de opíparo desayuno, continuamos el viaje. Salimos de la autopista para desviarnos hacia la Costa Chica de Guerrero y comienzan el trauma de los ?topes?? ?habrá algún pueblo que no los ponga? Si alguien sabe de un recorrido sin esos nefastos inventos mexicanos, díganmelo para visitar el lugar.

Se hace tediosa la carretera y el tiempo se va lentamente entre curvas e infinidad de rancherías y peque?os poblados. Sin novedades pasamos Marquelia, Guerrero; Pinotepa Nacional y Puerto Escondido; estos dos últimos ya en el estado de Oaxaca.

Llegamos a Mazunte a las 19:00 y eso hace que el recorrido haya sido de 12 horas, de las cuales se ocupo una en el almuerzo. 11 horas efectivas de manejo para los cerca de 900 kilómetros que hay desde el D.F. A nuestra llegada lo mejor era recurrir a lo conocido en lugar de experimentar con algo nuevo, llego con Do?a Victorina para que nos rente una caba?a. La agradable sorpresa es que ha crecido el número de caba?as y ahora nos renta una que tiene terraza con hamaca y cuenta con un peque?o ba?o (solo agua fría).

Ya instalados nos damos a la tarea de iniciar el consumo de nuestros bastimentos, así que a darle gusto a nuestros paladares con un delicioso ron nicaragüense Flor de Ca?a, después a comer algo a la orilla del mar. La selección para comer fue el restaurante que ya había conocido en un viaje anterior y del cual habíamos tenido buenas experiencias. Un rico filete de pescado a la plancha y un plato con frutas fue suficiente para ambos. Ninguna prisa y en pleno relax, la comida la hacemos lentamente y disfrutamos la brisa marina y el clima caluroso típico de la región. Al terminar nos vamos a la caba?a para descansar, no sin antes disfrutar de un rato acostados en la hamaca y practicar algo de Tantra.

El lunes nos levantamos como a las 07:00 para darnos mutuamente un rico ba?o, después salimos a la playa a caminar un rato para más tarde ir a desayunar. Hacemos un breve recorrido por el pueblo y descansamos en la caba?a, siempre acompa?ados de buena cerveza y mejor ron. Por la tarde decidimos ir a ver el ocaso desde Punta Cometa y aprovechar para un remojón en La Mermejita. Las olas estaban muy encrespadas y decidimos no entrar al agua. Regresamos a Mazunte para comer/cenar y seguir caminando por el poblado. Ya en la caba?a seguimos con la rutina de descanso en hamaca, unos tragos, algo de retozo y a dormir.

El martes amanece algo nublado, eso me alegra porque el calor esta k? pensamos que era un buen día para visitar el museo de la tortuga y nos encaminamos hacia el museo, como era temprano aprovechamos para hacer algunas compras. Ahí nos comenta Fanny (la morena que nos atendió) que el museo cierra los días lunes y martes. Eso cambia nuestros planes y decidimos ir a Pochutla, la visita es por poco tiempo ya que solo necesitábamos un cajero ($$$), regresamos a Mazunte pero antes nos quedamos un rato en Zipolite, un breve descanso en una palapa, una cervezas frías, una larga caminata por toda la playa y un poco de ?taco de ojo? ya que no se ha perdido la costumbre de estar desnudos en la playa. Ya de regreso en Mazunte hacemos algo de ?shoping?, nos hacemos de algunos productos naturales (entre los cuales me hago de un delicioso aceite de manzana para los masajes), mismos que nos dedicamos a probar extensamente en la caba?a. Con mucha hambre y ya casi de noche nos vamos a cenar, todo es con mucha calma, aquí no existe el estrés ni hay prisa por nada.

Para la ma?ana del miércoles los planes son irnos a pasear a Huatulco y remojarnos un poco en agua de mar pero sin las olas tan fuertes que había en Mazunte y Zipolite. Queremos también aprovechar para comprar algunas cosas que no encontramos los días anteriores. Manejo 50 kilómetros y llegamos a Huatulco, nos dedicamos primero a buscar lo que necesitábamos y después nos fuimos a una playa que nos recomendaron (La Entrega), que cambio! Algo de gente y el agua muy sucia y oliendo a aceite por las lanchas y motos acuáticas, el paisaje humano cambia totalmente; familias, ni?os correteando, parejas ya entradas en a?os y para acabar con el cuadro??todo carísimo! Valga una comparación, en Mazunte una comida cuesta 70 pesos y en Huatulco un Café helado 40 pesos, así están las cosas. No permanecemos mucho más tiempo y mejor nos regresamos a Mazunte. ?Ahhhh que delicia es llegar al pueblo y sentirnos mejor que en casa! Pero se acerca el final de los días de asueto, aprovechamos al 100% el poco tiempo que nos queda, descansamos, bebemos, comemos, XXX, etc.

Nos despedimos de Mazunte, de Do?a Victorina y de todos los que hicieron una estancia muy agradable para nosotros. Mazunte sigue siendo ?el lugar? para conocer gente de otras partes del mundo y disfrutar de la belleza de los seres humanos que deambulan por sus playas.

?Llega el terrible día del regreso! ?A manejar nuevamente! ?Ni hablar! Comienza la travesía a las 07:45, nos detenemos como a las 13:00 para un breve almuerzo y llegamos al D.F. a las 06:45, 11 horas y una más para cruzar el D.F. lamentablemente se acabó el asueto. Desde luego que ante tan deliciosos días, quedamos de repetir estos viajes tanto como sea posible.

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