Primer día (1/abril/2012):
a las 7 am los 5 integrantes del viaje nos dispusimos a partir de la ciudad de México. Llenamos el tanque de gasolina del palacio azul (una camioneta GMC Suburban 99 que la hizo de nuestro transporte) y tomamos rumbo hacia puebla, posteriormente a Veracruz, y pasando Coatzacoalcos, nos desviamos rumbo a Tuxtla Gutiérrez, para finalmente, después de 8 horas continuas de camino, llegar a una pequeña población llamada Malpasito, en el estado de Tabasco.
Con unos hirvientes 36 grados centígrados, vaciamos el palacio azul y montamos nuestro campamento en una cabaña, o mejor dicho un techo que nos rentaron. Después de montar el campamento lo más urgente fue satisfacer la sed y nada mejor que un six de chelas (bien frías según el chavo que las trajo), una botella de vino que traíamos con nosotros y una rica plática. La hora de la comida llega pronto, y nuestra casera Doña Alma nos ofrece unos bisteces a la mexicana, arroz blanco, agua de limón real (un limón de tamaño gigante y dulce...y no, no es una lima este es mas grande) y unas tortillas riquísimas. Al final del día, vimos una película en el DVD portátil y después de un cafecito, a dormir mientras escuchamos música de guitarra en vivo, cortesía de nuestra casera.
Día 2 (2/abril/2012)
El calor que suele hacer en esta zona en el día, no se aplica en la madrugada, ya que a la hora de dormir me acosté lo mas fresco posible (al punto de no usar el sleeping bag), pero en la madrugada, la temperatura bajo y hubo que meterse al sleeping bag e incluso ponerle un cobertor a este.
A eso de las 8am reactivamos el campamento, hicimos nuestras actividades matutinas, lavarnos la cara, arreglar la tienda, extender el sleeping bag, etc. Y para empezar el día, Doña Alma nos tenía preparadas unas enchiladas de mole y café. Un rato de descanso escuchando música y seguimos a visitar las cascadas de "la pava". Para llegar ahí hay que caminar un par de horas en un sendero lleno de vegetación, aves y alguno que otro animal, además de caminar sobre el río en varios puntos del camino, pero cuando llegas el destino, vale la pena, todo sea para ver una hermosa cascada. Después de tomar unas fotos emprendimos el regreso, aunque a la mitad de este nos detuvimos para darnos un baño en el rio. Ya de regreso en el campamento preparamos algunas bebidas refrescantes, el turno fue para unas cubas libres y algo de picar para matar el hambre. Poco después una rica comida que consistió de caldo de gallina, tortillas y agua de sandia. La comida fue exquisita pero el comer en exceso enfermó a las dos chicas que iban con nosotros. Nada grave, otro descanso otra plática y ya mejoraron, justo a tiempo para empezar a ver la peli del día. Muy buena esta, pero fuimos interrumpidos para ir a tomar el café de la noche y platicar con nuestra casera Alma, que nos cuenta de sus 3 hijas y también de su marido que vive en EUA. Regresamos al campamento y seguimos platicando y al poco tiempo llegan las hijas de doña alma, que nos contaron un poco de las historias de la región, y otro poco de su vida (Una vida por demás difícil como es el caso de la mayoría en el campo mexicano), al poco rato las llaman para que se fueran a dormir. Nosotros permanecemos otro rato en la plática, para después de un rato irnos a descansar.
Día 3 (3/abril/2012)
Iniciado el día a las 6 am, gracias al despertador de Vane (¿pero quien deja prendido un despertador en vacaciones?), después de recuperado el tiempo de sueño, a eso de las 8 am nos levantamos e hicimos los tratamientos rutinarios de belleza, justo a tiempo para que a las 9 fuéramos a desayunar, como a sido usual, doña Alma nos preparo unas quecas acompañadas de unos frijoles refritos de premio (en este momento del día, nos acordamos mucho de un integrante faltante, Gerardo, que mataría por un plato así de frijoles). Después de un rico y abundante desayuno, nos dispusimos a preparar los utensilios de montañismo, por que la actividad de este día consistió en hacer un rapel por donde baja una cascada. Mientras terminaba de preparar los utensilios, mi padre y Munir tenían que ir a buscar señal de celular, ya que a Munir le urgía hacer una llamada. Nosotros permanecimos en Malpasito, después de una jarra de agua, un par de partidas de dominó, algunos corajes y 2 horas de espera, avistamos la camioneta que regresaba, junto con la explicación de mi padre y Munir del porque la tardanza. Nos explicaron que la señal mas cercana la encontraron en el poblado de Malpaso, distante como 30 kilómetros de donde estábamos y que además encontraron retenes militares que revisaron todo lo que Traían en la camioneta. Pasadas las explicaciones, junto con nuestro guía Guillermo y su sobrina Vanessa (hija de Doña Alma), tomamos rumbo hacia la zona arqueológica de Malpasito, al llegar nos topamos con unas ruinas arqueológicas muy hermosas, donde vimos el juego de pelota, un temascal y algunas otras edificaciones. Después de deleitar nuestra vista con tales monumentos, nos adentramos en la jungla, caminando entre la maleza, las plantas de pimienta y de cacao se hicieron destacar, y finalmente, después de un rato de estar caminando llegamos a la parte alta de la cascada por donde queríamos descender en rapel. Una vez que terminé de armar los anclajes para descender, el primer valiente del día fue mi padre, quien después de un par de regaños y otro par de recomendaciones de mi parte, obtuvo el visto bueno para empezar, o mejor dicho lo acompañe al inicio y le dije "que dios te bendiga" (frase que da risa si se toma en cuenta que los dos somos ateos), comenzó su descenso, y pasados algunos minutos, terminó sin mayor problema, pero advirtiendo que era mejor idea que las chicas no descendieran, ya que por falta de experiencia podrían asustarse a la mitad del descenso y se quedarían atoradas. Tomando en cuenta la advertencia, las chicas alcanzaron a mi padre por otro camino y Munir se dispuso a prepararse para el descenso, ya una vez preparado empezó a bajar, al igual que mi padre, sin mayor dificultad, pero con el apoyo de las chicas, que una vez que llegaron abajo, le daban ánimos. Termina Munir y viene mi turno, me siento algo ansioso, ya que tiene un año que no practico rapel y mas tiempo que no hacia uno así de grande (o sea de unos 40 metros), pero eso no me quitó los ánimos, ya que el mismo tiempo de no practicar rapel, es el mismo tiempo que tenía de morirme de ganas por volverlo a hacer, así que, después de revisarme comencé a bajar, no sin antes decirle a nuestro guía local Guillermo que cuando yo termine quite las cuerdas. Ya bajando empecé a recordar aquellos tiempos en los que estudiaba espeleología, y parte de esos recuerdos llegaron a mi mente, no sin detenerme un rato para tomar fotografías con la cámara a prueba de agua que Vanessa (mi prima) me prestó, y una vez tomadas estas terminé el descenso, en el lugar exacto para caer en una pequeña fosa formada por la cascada. Terminamos de recoger los utensilios de montañismo y emprendimos el regreso al campamento, no sin antes detenernos en una colina llena de césped al lado de una escalinata en las ruinas de Malpasito para que Vane (prima) y yo rodáramos como niños chiquitos, que divertido fue eso. Llegamos al campamento, colgamos los utensilios de rapel para que se secaran, nos cambiamos de ropa e incluso Eloisa se dio un baño, para que nos pudiéramos sentar y tomar unos ricos whiskys, mientras esperábamos la hora de la comida. Dan las 6:15 y nos comentan que ya esta la comida, y que rica sorpresa nos llevamos al ver que doña Alma nos había preparado unas mojarras fritas, que estaban deliciosas, acompañadas de un plato de frijoles refritos (de esos por los que Gerardo mataría). Terminamos de comer, pero en lugar de la clásica película, y a petición de Vane, les di a ella y a Munir unas clases de nudos, tan divertidas fueron que los niños que estaban por la zona, se acercaron para aprender un poco...... ¿o será para ver como Vane no daba una con el 8 doble? sea cual sea el caso, Vane mejoró su técnica, tanto que casi la gradué de tejedora de nudos. Ya para esas horas algunos de los integrantes sufríamos una terrible comezón por lo que parecían piquetes de moscos. Mi padre nos comentó que no eran moscos, que eran “pinolillos” (una etapa larvaria de las garrapatas) y que eso era el comienzo de muchos días de comezón ya que esos animales se meten bajo la piel y viven un tiempo ahí chupando la sangre del huésped. Seguro los levantamos al pasar por pastizales que frecuenta el ganado o al revolcarnos en el pasto de la zona arqueológica. Puntuales como siempre, nos avisaron que ya estaba el café listo para degustarlo. Terminando el café, nos dispusimos a levantar un poco el campamento, que ya estaba muy desordenado, y nos dispusimos a dormir, arrullados por los ronquidos del habitante de la tienda a mi derecha (ó sea mi padre), que escucho mientras escribo esto.
Día 4 (04/04/2012)
El día de hoy inició como cualquier otro, nos levantamos como a las 8 am y nos dedicamos a hacer los rutinarios tratamientos de belleza matutinos, rascarnos interminablemente los bichos y a eso de las 9 am nos llaman a desayunar. Picaditas de chorizo con frijoles y agua de chaya (una planta que crece en la zona) fue lo que nos preparo doña Alma hoy, y como es usual, todo estaba delicioso. Terminando nuestro desayuno, nos alistamos para ir a hacer la primera actividad del día acompañados de Guillermo y Vanessa, que consistió en un rapel de 45 metros aprox. Emprendimos camino a nuestro destino, por la ruta que va a la cascada de "la pava" y nos desviamos antes de llegar, para tomar una subida algo inclinada para finalmente llegar al punto de anclaje de las cuerdas. Un par de nudos después, empezamos a descender, primero descendí yo, para revisar la ruta, sin problema alguno, después de que subí a dar la luz verde, bajó mi padre, seguido de Munir, hasta ahí todo sin dificultad alguno, ya que este descenso fue mas fácil que el primero. La siguiente integrante, Eloisa quien obtuvo su primera experiencia en rapel en ese momento, se atoró en una parte del descenso, haciendo que mi padre que ya estaba abajo, subiera a ayudarla. El siguiente turno fue de mi prima Vanessa, quien en el primer metro ya se estaba arrepintiendo, gracias al miedo infundido por los gritos de Eloisa, pero aun así terminó bajando, eso si, un poco lento pero seguro, seguida de mi prima, bajó Vanessa, nuestra acompañante y guía, que demostró en su primer descenso en la vida que el rapel es lo suyo. Al final volví a bajar yo, pero con la intención de tomar fotos durante la bajada, al igual que en el primer rapel del viaje. Todo parecía bien al terminar el descenso, las chicas se habían adelantado al campamento y nosotros nos quedamos para levantar el equipo, y fue ahí cuando nos dimos cuenta, al enredar la cuerda, que esta estaba dañada, y que se tendría que partir en dos, para que en futuros descensos no nos expongamos al peligro. De regreso al campamento, doña alma nos preparó un poco de agua de chaya y otro poco de pozol (bebida hecha a base de cacao, agua y azúcar, muy estimada en las zonas de Chiapas y tabasco), y ya saciando nuestra sed, empezamos a prepararnos para la segunda actividad del día. Subimos las maletas al palacio azul y junto con nuestra guía Vanessa, tomamos una terracería hacia el poblado de Playa Santa. El camino de terracería fue de una hora, pero con las anécdotas de nuestra guía Vane, se nos hizo corta, Vane nos contaba de los pueblos, los apoyos que el gobierno les da, pero también, de como la gente mal intencionada se roba los materiales de construcción para luego venderlos, y que por eso la terracería estaba en tan malas condiciones. Llegamos a Playa Santa, y tomamos tumbo a la cascada del lugar, a la cual se accede por una vereda. A la entrada de la vereda, hay una casa, donde cobran 35$ por dejarte pasar, esto es porque ellos son los encargados de mantener limpia la zona, además de hacerla de guías y también ofrecen comida y refrigerios. La vereda continúa y se empieza a ver el río, pero cuidado, llevar el calzado correcto puede ser la diferencia entre un lindo paseo o una mala experiencia. Yo por ejemplo, traía unas sandalias y al pasar por la vereda, inevitablemente pisé un hormiguero y las hormigas se me subieron a los pies, y en el acto, me los destrozaron. Con algo de ardor en mis pies, llegamos a la cascada, tomamos algunas fotos y descansamos un rato. De regreso, nos detuvimos en unas pozas y aprovechamos para bañarnos en el río, claro, con un agua helada, pero aun así tomamos un rico baño y continuamos. Regresamos al campamento por la terracería, cuando llegamos a eso de las 6 pm apenas nos dio tiempo de desempacar, cuando nos avisan que ya esta la comida, que el día de hoy consistió en carne de res en un adobo riquísimo, acompañado de arroz blanco y frijoles. Con mucho esfuerzo nos logramos levantar de la mesa, y nos sentamos al lado de las tiendas de acampar, para tomarnos un vino y ver las fotos del viaje, pero después de acabarnos las fotos, como a eso de las 9:45 todos deciden irse a dormir, yo preferí seguir sentado para escribir esta reseña, aunque no pasaron 10 minutos cuando me avisaron que ya estaba el café, y milagrosamente todos se levantaron de las tiendas y se fueron por su café, claro, eso también me incluyó. Una taza de café y unos roles glaseados después, nos retiramos a las tiendas, Munir y Vane se durmieron primero y después de una interesante platica de las aventuras de mi padre, Eloisa y él se durmieron, seguidos por mi. Así que siendo las 11:14 según mi celular, y teniendo un cielo precioso, que me gustaría contemplar toda la noche, me retiro a dormir.
Día 5 (5/abril/2012)
Este día fue diferente, inició como todos, a eso de las 8 am, pero apenas nos levantamos, recogimos el campamento, ya que hoy fue muestro ultimo día en Malpasito. Al terminar de levantar todo el campamento, vamos con Doña alma para desayunar, y como es usual, ella nos sorprendió, esta vez con unas riquísimas quesadillas fritas de pollo, con lechuga queso y crema encima, todo acompañado de café. Terminando el desayuno y después de haber pagado las cuentas de la comida, hospedaje y guías, nos subimos a nuestro vehículo. Mencionaré para cualquiera que lea estás notas que llegar la región de AGUA SELVA para practicar senderismo, ecoturismo y montañismo es ampliamente recomendable. Llegar a Malpasito y preguntar por Doña Alma quien les preparará deliciosa comida típica. Todo está muy limpio y bien cuidado, los senderos son muy amigables para cualquier persona. Hay cabañas que rentan o espacios para acampar. Todo es perfecto para quien gusta de la naturaleza. La comunidad de Malpasito está a 200 metros de la autopista que va de Coatzacoalcos a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. La desviación se encuentra en la segunda caseta de peaje y como a 100 kilómetros de Coatzacoalcos, Veracruz.
No dejen de visitar la zona de AGUA SELVA!
Cuando terminamos nuestro desayuno partimos hacia...... la verdad es que no sabia hacia donde partíamos, hasta que mi padre (quien organiza el viaje) nos da la sorpresa de que había visto en Google Earth unas playas lejanas del estado de Veracruz y quería que por lo menos tuviéramos una o dos noches en la playa. Emprendemos la ruta y que ya nos quedaba de regreso a la ciudad de México, las vacaciones se nos terminaban! Durante el camino pasaron muchas cosas, la primera de ellas fue, que la llanta de refacción que desde el campamento habíamos puesto en vez de la llanta trasera ponchada en la terracería del día anterior, se arruinó. Llegamos a una gasolinera de la autopista e inflamos la llanta que tenia una pequeña fuga y la reinstalamos. Ya la que traíamos de repuesto no servía. Con suficiente aire en la llanta trasera, emprendimos el camino, por cosas del destino, o mejor dicho por errores humanos, llegamos a Coatzacoalcos, donde hicimos un par de compras en el oxxo, cambiamos la llanta de refacción por una nueva y reparamos la ponchada. Después de quitarnos la preocupación de las llantas, tomamos rumbo a Minatitlán, posteriormente a Pajapan, a donde llegamos a través de una terracería en malas condiciones, y pasando Pajapan tomamos rumbo a nuestro destino final en Peña hermosa, a donde llegamos, también, a través de otra terracería bastante mala. Llegamos a Peña hermosa a eso de las 4 pm y empezamos a ver como íbamos a dormir, preguntamos en unas cabañas en la entrada del camino, y después de conocer los precios, decidimos probar suerte en la playa. Una sorpresa nos esperaba, las cabañas de la playa están muy caras y en malas condiciones, además de tener unos baños terribles que además son compartidos (empezábamos a extrañar Malpasito y lo bien que la pasamos en el lugar que nos rentó doña Alma). Preferimos comer y ya después decidiríamos donde dormir, así que tomamos asiento debajo de una palapa y pedimos un par de chelas. Un par de caguamas (cerveza de 1.5 litros) después pedimos la comida. Muy cara y sin buen sabor (no sabía mal, pero no sabía bien), además de un servicio pésimo, tan malo que nos tuvimos que levantar un par de veces por más chelas o limones (después de esto, definitivamente extrañamos a Doña Alma y a su familia). Terminando la comida, decidimos que no era buena idea acampar, y las cabañas de la playa no eran opción, así que regresamos a las cabañas de la entrada a Peña hermosa y rentamos un par de habitaciones. Tomamos un baño y fuimos al restaurante de las cabañas para el café de la noche (Doña Alma nos mal acostumbro a la buena vida), y mientras bebíamos café, empezamos a decidir lo que pasaría al día siguiente: levantarse, playa, desayuno y salir de aquí. Al poco tiempo de empezar a ver lugares para conocer, se une a la conversación Epifanio, una persona del hotel, quien nos hizo unas recomendaciones. Finalmente nos fuimos a dormir, con la esperanza de que el día siguiente sería mejor, La idea es conocer y visitar lugares en la reserva de la biosfera de los Tuxtlas y que no haya mucha gente. Catemaco, la reserva ecológica Benito Juárez y Tlacotalpan fueron algunos lugares seleccionados para ir a visitar, estos últimos 3, ya los conozco y son lugares a los definitivamente regresaría. Me iré a dormir, espero que mañana escriba esto desde un paraíso, como los que estoy acostumbrado a frecuentar.
Día 6 (6/04/2012)
YA ESTAS!? Eso fue lo que me gritaron en la oreja, y con esas lindas palabras me desperté. Fuimos temprano a la playa, caminamos un rato, tomamos fotos e incluso vimos como se inundó un campamento que algunas personas hicieron en la playa. No tomaron en cuanta la marea! Regresamos a nuestras habitaciones, tomamos un baño, empacamos nuestras cosas y fuimos a desayunar. Picaditas, sopes y huevos fue lo que desayunamos, y después de tomarnos el café, pagamos la cuenta, subimos a la camioneta y huimos de la playa. Tomamos rumbo a Soteapan ya que nos habían comentado de una cascada muy bella en ese lugar. Recorrimos los 10 kilómetros de mal camino hasta Pajapan y de ahí a Soteapan para conocer la cascada. Efectivamente la cascada es muy bella pero como casi todo en temporada vacacional, tiene mucha gente. Después de visitar ese lugar nos encaminamos a Catemaco, en donde pasamos a saludar a Chepina, dueña de la posada Buganbilias y mamá de una amiga de mi padre, con la esperanza de que tuviera alguna habitación libre, pero las esperanzas fueron en vano. Después de tomarnos unas chelas con Chepina, tomamos camino parea ir a pernoctar a Tlacotalpan pero durante la cena en San Andres Tuxtla nos comunicamos con Maricarmen (una amiga en México) y ella habló con su papá que vive en esta ciudad. Nos consiguió una casa en Catemaco a orillas del lago. Terminando nuestra comida, pasamos a casa de Pepe (papá de Maricarmen), por las llaves de la casa de Catemaco, para finalmente ir ahí a dormir. Llegamos a Catemaco, desempacamos lo esencial y salimos a la terraza de la casa a tomar un Vino, platicamos hasta que los moscos nos ahuyentaron, y finalmente, después de un día largo, a dormir.
Día 7 (7/04/2012)
Hoy es el último día del paseo, nos levantamos temprano, subimos todo a la camioneta y fuimos a San Andrés, a entregar las llaves de la casa de Catemaco, y posteriormente fuimos al "Merendero" a degustar unos huevos motuleños. Un desayuno muy rico y abundante. Después partimos a Tlacotalpan, la última parada antes de regresar a la ciudad de México. En Tlacotalpan, vimos parte del folclor del pueblo, caminamos un rato por sus calles, tomamos algunas fotos y nos subimos a la Suburban para emprender el viaje al DF. Una parada por sobrecalentamiento del motor que se reparó sin demoras y varias horas después, llegamos al DF.
Todo durante el viaje fue muy bueno y muy recomendable para aquellos que se quieran aventurar a la región de los Chimalapas. AGUA SELVA y Malpasito los esperan con entusiasmo, limpieza, buena comida y muchas aventuras para disfrutar.