jueves, diciembre 22, 2005

día 7

Lunes 12 de diciembre

Pues si! como es lógico suponer, nos dieron las tres de la ma?ana y cuando pasaron por nosotros hicimos el equipaje en forma acelerada y desordenada. Llegamos al aeropuerto sin haber dormido nada, de El Cairo a Luxor fue rápido pero al llegar a esta ultima población tuvimos que esperar a las chicas de Cuautitlan que venían en otro vuelo y que tendrían el día planeado en forma similar al nuestro. Ya reunido el grupo, fuimos a Luxor para una visita al templo de Karnak y después al de Luxor. Camina que camina y las horas pasan, nos movemos al Valle de los Reyes para visitar algunas tumbas de faraones famosos y otros no tantos. Las chicas mexiquenses y Nefertiti aguantan el sol del valle, la caminata, la sed y todo. Buenas chicas porque no son latosas!. El guía ya anda con la lengua de fuera, prefiere dejarnos sueltos y que caminemos solos, el espera en una sombra y toma te, nosotros seguimos las diferentes veredas del valle y vemos tumbas alejadas del turismo masivo pero mas bellas que las mas conocidas. Subimos, bajamos y caminamos por cerros desérticos, ca?adas, etc. Decidimos regresar y el guía ya estaba desesperado agitando los brazos porque nos faltaban muchas cosas de visitar y ver. Nos estamos haciendo expertos en esparabinglish y no tenemos problemas de comunicación. Salimos del valle de los Reyes para que nos lleven a una fábrica de objetos de Alabastro, llega Berenice y se apodera de un sillón, no se levanta más de ahí hasta que termina la función de venta. Estos egipcios son buenísimos vendiendo! Intentan vendernos de todo, un moreno se apodera de mí y va escogiendo cosas, las va apartando y lleva una cuenta mental de su comisión. Lo que seguramente no sabe es que somos viejos lobos de mar como buenos mexicanos y en esto ni quien pueda con nosotros. Todo esta carísimo pero muy bien hecho y bonito. Finalmente me logro zafar, no sin traer conmigo cuatro urnas peque?as de Lapizlazuli (100 euros) que desde luego no pagué en ese momento. El trato fue que sí más tarde me llegaba dinero del cielo se los pagaría al guía, si no, le devolvería las urnas. Así de buenos son! No se sale uno de ahí sin comprar algo, aunque sea a crédito! Visitamos más ruinas y templos, ya el guía se veía pálido y obnubilado, la mirada vidriosa y ojeras tremendas. Berenice ya no decía que estaba cansada, ni hablaba para no gastar energías! Estaba ya medio muerta. En mi caso las botas que traía no aguantaron y terminaron destrozadas. Como última actividad del día teníamos el traslado al barco que nos llevaría rió arriba. El crucero nos esperaba en Esna. Una cena a bordo, lo primero que comemos desde el Cairo! Un delicioso ba?o y a dormir. Algo muy necesario para reponer la energía perdida con tantas visitas a los antiguos y sus tumbas.

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